7 de octubre de 2013

Charles Perrault

París, 1628 - 1703.

















Criado en una familia acomodada, Charles pudo estudiar en las mejores escuelas de Francia. Fue en el colegio de Beauvais, en 1637, donde comenzó a interesarse por la lengua y la literatura, más concretamente por las lenguas muertas. No obstante estudiaría derecho, carrera que le llevaría, gracias también a la protección de su hermano mayor Pierre, a trabajar como funcionario en el servicio gubernamental.

Fue importante su papel  a la hora del desarrollo de las academias, en concreto de la Academia de Ciencias y en la recuperación de la Academia de Pintura. Su influencia en la vida pública francesa fue destacada gracias sobre todo a sus escritos de elogio a la monarquía francesa. Su ascenso profesional continuará hasta llegar a convertirse en académico y en bibliotecario de la propia Academia. Sin embargo su posición privilegiada se vio perjudicada por la política de cargos hereditarios existente. Así, se vio obligado a ceder su cargo como funcionario al hijo de Colbert. 
Perrault escribió a lo largo de su vida 46 obras, la mayor parte de las cuales se trataron de loas al rey de Francia. No fue hasta 1683 cuando escribió Historias o cuentos del pasado (publicado en 1697 y conocido como Los cuentos de la mamá gansa), una recopilación de cuentos basados en la tradición oral y posiblemente también en la recopilación El cuento de los cuentos de Juan Bautista Basile. Es aquí donde se recogen sus cuentos de hadas más famosos: La bella durmiente, Caperucita Roja, Barba Azul, El gato con botas, Las Hadas, Cenicienta, Riquet al copete y Pulgarcito
Su éxito editorial fue contundente, tanto que pronto aparecieron en Holanda y otros países de Europa ediciones no autorizadas. No obstante sus cuentos no tardaron, como moda pasajera, en caer en el olvido en favor de la influencia de las historias mágicas de oriente, sobre todo por la traducción de Antoine Galland de Las mil y una noches y que tienen como ejemplo a las Cartas persas de Montesquieu. No fue hasta el siglo XIX, en especial con la edición ilustrada de Gustav Doré, cuando se recuperaron los cuentos de Perrault, anteriormente denostados por los ilustrados.

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